Por Pita Fernández Una casa muraliada en un barrio. Un garaje que anticipa quién es y qué hace. Una habitación con la persiana cerrada colmada de pinturas, esculturas de tergopol, pinceles de todos los tamaños, brochas, un placard antiguo, látex y acrílicos. Y una mesa desplomada de esbozos, láminas, cuadros y retratos salpicados. Cualquier espectador...
Entrada