Jueves 16 de abril, el Centro Cultural España Córdoba estaba lleno: gente en todos los rincones, que iba y venía en procesión bulliciosa por el pasillo central; que miraba la pantalla donde Daniel Salzano hablaba a todos pero tan solo algunos pocos lo podían escuchar, que seguía a la mujer de negro que trepaba las paredes. Gente que sacaba fotos, que miraba la muestra permanente sobre los Derechos Humanos, que se agolpaba sobre la barra, que hablaba de arte y de la oficina, que en silencio fumaba un cigarrillo en el patio y buscaba el origen del eco de las voces radiales. Gente. En la casona, el aire entraba apretado, ya no cabía un alfiler. Sin embargo, dentro de la multitud, el ruido, los pasos, las voces y las luces: Vacío, un espacio en el que sin precauciones, la caída libre está asegurada y permanece hasta el 29 de mayo.
Instrucciones de vuelo
Pistas de un rapto amoroso por Guadalupe Aller. Lo primero, donde es inevitable atravesar un Pasaje gris. En él, lo claro y lo oscuro, el pasado y el futuro, se hacen presentes. Fotografías con manchas que revelan rastros de alguien que se esconde, objetos que quizás alguna vez se creyeron perdidos, una lista de compras. En este pasaje, se busca el origen de un vínculo que sostiene a la artista y a la mujer que -a simple vista- sólo dejó pistas. Pistas,pero también sogas para sujetar al olvido y que no cumpla con su destino: para que la memoria logre guardar las sombras de lo que se ama.
Universitas por Ezequiel Ludueña. El reloj ya no marca el tiempo, el espacio pierde los límites. Todo es infinito, igual que la caída y el Vacío. Sólo apto para valientes: es necesario dejar que el entorno sin entorno actúe y dejarse caer aunque no se tengan alas. Es la única vía para volver a nacer y encontrarse con los orígenes, ese universo que menos se conoce.
Adentro del lado de afuera por Manuel Pascual. Finalmente, los pies tocan la tierra. La caída tiene su fin pero el Vacío continúa. Sin embargo, se llena de pasos, de movimiento, de palabras e imágenes que buscan ser nombradas, que quieren ser resignificadas. Quienes llegan a este espacio, pueden encontrarse con otros, intercambiar miradas en la democracia más pura. El cuarto revestido de folletos, recortes, revistas, es un nuevo pasaje que busca que uno se vaya, despacito y silbando, sabiéndose parte de un consumo masivo que lo rodea pero que es posible enfrentar y disfrutar
Ph: Centro Cultural España Córdoba
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