Hasta el 10 de Septiembre, el Museo Caraffa tiene por protagonistas al color, la luz y la reflexión:
Manuel Espinoza “Luz, color y movimiento”: Un mundo lleno de luz se abre ante los ojos del espectador que es transportado en el tiempo para recorrer la obra del artista desde los años sesenta. El color es el eje de la búsqueda. De vanguardia, las series, las figuras geométricas, lo difuso, la perspectiva, son los pasos que hacen de este artista uno de los precursores del cinetismo óptico. Su obra se presenta ante la mirada del observador, quien guiado por un hilo inmaterial, será conducido por caminos que se encuentran en constante movimiento.
Ernesto Berra “Leves Fragilidades”: Son una, dos, tres piezas multiplicadas al infinito. Cada una de ellas contiene un detalle, una memoria, un paisaje abierto. Un rompecabezas en el que las fichas encastran perfectamente en cualquier espacio libre. El artista propone un recorrido sin comienzo ni fin, con diversidad de materiales en los que trabaja su obra caracterizada por el relieve, la transformación, la luz. En conjunto, transmite la sensación final de que lo frágil es inquebrantable.
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Sol Santarsiero “Ensayo cordobés”: Las Sierras de Córdoba inundan el salón y cada fotografía, resguarda un recuerdo. Días de sol, grises; noches estrelladas, sombrillas y flotadores. Cada imagen es una invitación al descanso, a las vacaciones, al aire serrano, a la luz de los espacios abiertos. Fotografía y video resguardan los recuerdos de la artista que pueden ser los recuerdos que cualquier visitante de las sierras cordobesas conserve en su memoria.
Eduardo Maurizio “Deslices del capital”: Desde sus fotografías, el artista interroga al espectador. La respuesta quedará en el tintero, no puede dejar de maravillarse ante los detalles de cada una de las imágenes. Recorrer esta obra, es recorrernos.
Por último, una muestra más que enigmática:
Dolores Caceres “#SinLimite567”: La luz lo inunda todo. La sorpresa del espectador lo llevará a una búsqueda, a una contemplación, a una pregunta sin respuesta. La única solución se encuentra en la observación de lo que lo rodea y el disparo de múltiples ideas que se fraccionan y alcanzan al contexto. El catálogo de la artista es una continuación de la idea, la invitación al espectador a completar su reflexión.
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